domingo 2 de agosto de 2009

Fuga de cerebros de Venezuela

Completamente cierto. A muchos de estos venezolanos les hubiese gustado permanecer en Venezuela, pero el gobierno de Chavez lo ha hecho imposible. Recuerden que Albert Einstein huyo de Alemania cuando los nazis comenzaron su limpieza etnica en contra de los judios? Chavez persigue a los que piensan diferente que el en Venezuela, a la clase alta y media en Venezuela. El resultado sera crear un dia cada dia mas pobre.
vdebate reporter



Fuga de Cerebros en el Socialismo del Siglo XXI - Julio 19, 2009


Chávez y sus aliados están apretando las tuercas, forzando a la élite intelectual a salir en bandadas. La diáspora venezolana ya tiene 1 millón de exilados

Por apenas un momento, en los comienzos de su presidencia, Hugo Chávez parecía casi un predicador. “Pidamos a Dios ayuda para aceptar nuestras diferencias y unirnos en un diálogo”, imploró a sus compatriotas en conflicto en un discurso famoso en 2002. En su lugar lo qué los venezolanos consiguieron fue la venganza.

El gobierno está tomando posesión de las propiedades privadas de compañías y granjas. Los sindicatos han sido destruidos. Los opositores políticos son constantemente acosados o bien son procesados por las cortes chavistas. Y ahora después de una década de la supuesta revolución bolivariana, decenas de miles de profesionales venezolanos se han desilusionados.

Artistas, abogados, médicos, gerentes e ingenieros están saliendo del país en bandadas, mientras que aquellos en el exterior están desechando planes de regreso.

Los más ricos entre ellos están comprando propiedades horizontales en Miami y en Ciudad de Panamá. Los gerentes petroleros están trabajando en torres de perforación en el Mar del Norte y tamizando arenas de alquitrán en Canadá occidental. Aquellos con descendencia europea han solicitado pasaportes de sus tierras nativas. Las becas académicas son botes de salvavidas. Millones de venezolanos se han mudado al exterior en la década desde que Chávez tomó el poder.

Este éxodo está separando a las familias e interrumpiendo carreras profesionales, pero también está saboteando el futuro del país. Mientras que muchas naciones del mundo en desarrollo están tratando de atraer a sus expatriados para inyectar y catapultar sus economías en recuperación y unirse a sus democracias en efervescencia, el sangramiento de la capacidad intelectual venezolana está destruyendo las universidades y las mesas de discusión estratégicas ‘thinktanks’, descapacitando industrias y acelerando el desorden económico que amenaza destruir uno de los países más ricos del hemisferio. Olvídense de los minerales, el petróleo y el gas natural, la mayor exportación de la revolución bolivariana es el talento.

La diáspora bolivariana es un cambio total a una escala masiva. La mayor parte del siglo pasado, Venezuela fue un asilo para inmigrantes que huían de la represión y de la intolerancia del Viejo Mundo. Los refugiados del totalitarismo y la intolerancia religiosa de España, Italia, Alemania y Europa Oriental se reunieron en este país ubicado entre el Caribe y la cordillera andina, y ayudaron a fraguar una de las sociedades más vibrantes del nuevo mundo. Como muchos de los países en desarrollo, el país estuvo dividido entre los los crecientes pobres y una élite enrocada.

Pero en los años 70s y 80s, los venezolanos eran la envidia de Latinoamérica. Rica en petróleo, educada y con una tradición democrática sólida, los venezolanos vivieron un escalón por encima de las sociedades cronicamente inestables de la región.

“Teníamos un país relativamente rico que ofreció oportunidades, sin inseguridad. Nadie pensaba irse”, dice Diego Arria, antiguo embajador venezolano ante las Naciones Unidas, que vive en Nueva York.

“Ahora tenemos crimen desenfrenado, un sistema político represivo que bordea el apartheid y la emigración. Venezuela ahora es un país de emigrantes”.

Es mas o menos lo mismo alrededor del eje de Hugo, la constelación de 10 estados en los Andes, Centroamérica y el Caribe que han seguido los pasos de Chávez en su marcha hacia el tal llamado socialismo del siglo XXI. En el nombre del poder, la justicia y la abundancia para los excluidos, los líderes de la “alternativa bolivariana” en Bolivia, Ecuador, Nicaragua están reescribiendo sus constituciones, intimidando a los medios de comunicación y fomentando conflictos de clase y étnicos que ocasionalmente terminan en odio y violencia. (El golpe militar del 28 de junio que expulsó al presidente Manuel Zelaya de Honduras, un aliado importante de Chávez, es el último ejemplo del tiro por la culata de la revolución bolivariana).

Las clases medias y los jóvenes están tomando una participación mas activa. Un estudio reciente del Sistema Económico Latinoamericano, un instituto de investigación económica intergubernamental, divulga que el desagüe de puestos de trabajos altamente calificados, para mayores de 25 años, de Venezuela a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aumentó 216% entre 1990 y 2007.

Un estudio reciente de la Universidad de Vanderbilt en Nashville demostró que uno de cada tres bolivianos menores de 30 años tiene intenciones de emigrar, 12% por encima de los resultados de hace una década. Muchos profesionales establecidos ya han decidido.”Me pregunto si no soy lo suficientemente patriota”, dice Giovanna Rivero, una reconocida novelista boliviana que está yendo a trabajar como docente en la Universidad de Florida y no tiene ningún plan de regresar”. “Bolivia se está despedazando. Hay gente que se conocen de toda la vida y ya no se hablan”.

En Venezuela, Chávez ha arremetido contra cualquier persona que rechace aceptar su línea del partido. Daniel Benaim era uno de los productores independientes de televisión de Venezuela, generaba programas de entretenimiento y juegos en la hora de máxima audiencia para los canales nacionales como Canal Uno, una productora líder. “Teníamos 160 empleados y una operación de 24/7″, dice. Pero después del golpe fallido contra Chávez en 2002, el gobierno arremetió contra los medios independientes y los presupuestos de programación se acabaron. En un mes, Canal Uno bajó a cuatro empleados y se fue en bancarrota. Benaim redireccionó su negocio para servir al mercado publicitario internacional y ganó varios galardones internacionales prestigiosos, incluyendo varios Emmys latinos. Pero las oportunidades para los no chavistas en Venezuela se han extinguido. Uno a uno, presenció como sus empleados entrenados por años salían del país. “Solía pronunciar discursos candentes sobre la fuga de cerebros. Ahora tengo que morderme la lengua”, dice Benaim, que también se está mudando a los EEUU. “Teníamos las mejores cabezas en el negocio, y ahora no hay nada para ellos aquí”.

Uno de los asociados de Benaim es Gonzalo Bernal Ibarra. El también había saboreado el éxito en el mundo televisivo y hasta hace poco gerenció una red en una universidad que cubría a unos 100.000 estudiantes. Todo cambió a finales de 2007 cuando Chávez perdió un referendum para reescribir la constitución y comenzó a atacar a sus críticos de los medios, incluyendo a Bernal. Extranjeros en chaquetas con los bolsillos llenos, código de vestimenta para la policía de inteligencia militar de Chávez, comenzó a seguirlo día y noche. Entonces el congreso fue encargado de aprobar una reforma constitucional que obligaba a las escuelas a enseñar el socialismo del siglo XXI. “No quería que mi hijo aprendiera esa porquería”, dice. Incluso el hacer compras se convirtió en un suplicio con una inflación rampante y controles de precios por parte del gobierno que vaciaron los supermercados de mercancías básicas como leche, huevos y carne. Un día a finales de 2008, abrió una botella de whisky y realizó una venta de jardín de sus enseres. “Me emborraché y miré como mi vida se desvanecía”, dice. Ahora vive en Washington DC con su esposa e hija de seis años, y está intentando adaptarse”.

”Vivía en el país más hermoso, más maravilloso y divertido del mundo. Ahora un tercio de mis amigos se han ido. En otros diez años, Venezuela será un país incapacitado”.

Ninguna industria ha sido mas golpeada por la fuga de talento que el sector petrolero. Hace una década, Petroleos de Venezuela (PDVSA) era considerada una de las cinco compañías de energía mas importante del mundo. Todo cambió con Chávez, quien nombró a un catedrático marxista, sin ninguna experiencia en la industria, para dirigir a la compañía. Inmediatamente, todo el personal gerencial de PDVSA se fue en huelga y paralizó al país. Chávez respondió despidiendo a 22.000 personas prácticamente en cuestión de horas, incluyendo los expertos petroleros principales.

Unos 4.000 miembros de la élite de PDVSA se encuentran trabajando fuera del país. “La compañía es un caos” según Gustavo Coronel, antiguo miembro de la directiva de PDVSA, quien ahora trabaja en Washington D.C. como consultor petrolero. Hasta 2003, los investigadores del Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo, Intevep, filial de PDVSA, generaban 20 a 30 patentes al año. El año pasado no produjo ninguna, a pesar que que su personal se ha duplicado. PDVSA producía 3.2 millones de barriles de petróleo crudo al día cuando Chávez tomó control. Ahora bombea 2.4 millones, según estimaciones independientes.

La caída se ha expandido en toda la sociedad venezolana, aumentada por la agudización de la crisis, la corrupción y la censura. En mayo, bajo el pretexto de que los científicos procuraban proyectos de investigación “oscuros” como “conocer si hay vida en Venus”, Chávez comenzó a reducir radicalmente los presupuestos en los centros de ciencia de las universidades, donde se realiza la mas importante investigación en salud pública. En su lugar, Chávez invirtió millones de petrodólares en misiones científicas oficiales, donde el control del dinero es realizado por los aliados de Chávez. Ahora los mas respetados institutos de investigación del país se están deteriorando. A principios de este año, Jaime Requena del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), un biólogo entrenado en la Universidad de Cambridge, fue obligado a jubilarse, sin derecho a su pensión, después de publicar un artículo donde demostraba que “la producción científica en Venezuela estaba en su nivel mas bajo en 30 años” El número de artículos publicados por venezolanos en revistas científicas internacionales bajó de 958 a 831, una caída del 15% en solo los últimos tres años. A los 62 años de edad, con una madre anciana, Requena tiene pocas opciones. “No es fácil conseguir otro trabajo a mi edad. Saldría de Venezuela si pudiese. Mis amigos y colegas lo han hecho”.

Un estimado de 9.000 científicos venezolanos están viviendo actualmente en los EEUU, comparado con 6.000 trabajando en Venezuela. Una de las víctimas es un científico de las ciencias de la vida con reconocimiento internacional, quien dejó su trabajo como jefe de un importante laboratorio de investigación en Caracas para intentar su suerte en los EEUU en 2002, pero siempre mantiene esperanzas de regresar.

“Envié al gobierno un número de ofertas y nunca me respondieron, dice, solicitando no ser nombrado por miedo a represalias en contra de su familia en Venezuela. “Ahora todo gira alrededor de la política. Si usted no está con Chávez nunca conseguirá financiamiento a sus proyectos. Será perseguido. Es una guerra a la meritocracia.”

La ciencia médica venezolana, dice, está andando a tientas en la oscuridad. “El último informe epidemiológico de Venezuela publicado fue en 2005″, dice. “Ni siquiera sabemos qué enfermedades tenemos o si están aumentando o disminuyendo. Éste es el modelo cubano, de mantener a la gente en la oscuridad”.

La diáspora bolivariana parece empeorar.

A pesar de que la información de los censos es incompleta, los analistas latinoamericanos dicen que la emigración de Venezuela, Bolivia y Ecuador ha creado enclaves importantes en los EEUU, España, Colombia y Centroamérica. La ciudad de Panamá reluce con nuevos edificios construidos por los expatriados venezolanos adinerados, que llegan a unos 15.000, los cuales eran unos pocos miles al principio de la década. Son tantos los venezolanos que viven en Weston, un suburbio del Fort Lauderdale, que los locales la llaman Westonzuela. Hay pocas familias de la clase media en Venezuela que no tengan un familiar en el exterior, dice a Fernando Rodríguez, un columnista del diario anti Chávez Tal Cual. De hecho, más personas de los países de bolivarianos estarían emigrando de no ser por la recesión económica global y la creciente hostilidad en contra de los extranjeros, los emigrantes venezolanos no califican como refugiados políticos y no disfrutan de ninguna ventaja especial en la competencia feroz por las 400.000 visas de trabajo H1B emitidas por los EEUU para emigrantes altamente calificados; tres cuartos de estas visas van a emigrantes de la India, quienes tienen la ventaja de hablar inglés.

“Una razón por la que no estamos viendo más desmovilización de estos países es que mucha gente no tiene ningún lugar a donde ir”, dice Alejandro Portes, sociólogo que estudia la migración global en la Universidad de Princeton.

Latinoamérica ha visto esto antes.

La clase media cubana entera huyó virtualmente a los EEUU después de la revolución de Fidel Castro, transformando Miami en un polo de negocio para Latinoamérica, mientras La Habana enmohecía. La guerra fría, la estanflación, las crisis continuas de la deuda y el desempleo masivo condujeron la fuga de cerebros en los años 80s, la década pérdida de Latinoamérica, especialmente en Chile, Colombia, Argentina, Perú y toda Centroamérica. Al inicio de los 2000s, algunos países convulsionados por dictaduras e insurrección de guerrillas, como Chile y Perú, habían logrado revertir el curso socio-económico, generando sociedades prósperas y seguras. Pero otros países han luchado para atraer a sus expatriados a casa. En los 80s y 90s, Colombia era sinónimo de cocaína, violencia y guerrillas, lo cual condujo a unos cuatro millones de colombianos a abandonar sus hogares. Al ser blanco de secuestradores y de sicarios políticos, miles de profesionales de la clase media salieron del país. En el 2002, el Presidente Álvaro Uribe declaró la guerra al narcotráfico y al crimen, y ahora ciudades consideradas “forajidas” como Cali, Medellín y Bogotá son más seguras que nunca y se han convertido en modelos para el resto de Latinoamérica. Todavía la fuga de cerebros no se ha revertido.

“[Los emigrantes] encontraron su sueño americano o todavía no está convencidos de que es seguro regresar”, dice Jorge Rojas, de Codhes, un estratega colombiano que ubica y ayuda refugiados de su país. Nuestra actividad demuestra cómo es de difícil recuperar el talento escapado.

Para las naciones de la revolución bolivariana, esto significa que les esperan días oscuros. Aún las naciones más ricas pueden apenas compensar por la pérdida de sus mejores y brillantes talentos, pero a Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua les ha costado una baja en los indices de competitividad del Foro Económico Mundial. La calificadora Fitch ratings recientemente degradó la deuda de los tres países al estatus de basura (junk), mientras que el Banco Mundial puso al trío de Bolivia, Ecuador y Venezuela en el cuarto inferior en relación con la facilidad para hacer negocios, junto a la mayoría del continente africano.

Aunque mucho se ha dicho de cómo los emigrantes del mundo en desarrollo pueden mitigar el subdesarrollo enviando dinero a sus países de origen, las remesas no cerrarían el ensanchado boquete de talentos que está socavando las sociedades de sus manos de obra más capaces.

“Si un ventiañero ingeniero o informático sale del país, ¿A quién le importa? Pero en diez años, estaremos sintiendo la pérdida”

dice Rául Maestres, un experto en recursos humanos de Caracas, cuyos hijos salieron recientemente de Venezuela; uno trabaja en una firma de arquitectos en los EEUU y otro estudia publicidad en Buenos Aires. “Cuando piensas en las oportunidades que hemos perdido, puedes sentarte y llorar”.

Todavía puede haber una luz tenue de recuperación. Condenados al ostracismo en su país y no bienvenidos en el exterior, las comunidades expatriadas están intentando convertir la distancia en una fuerza. Usando la web, las universidades y la comunidad de expatriados, extranjeros de países populistas, están hablando el uno al otro y construyendo lazos con disidentes alrededor del mundo. En los países de origen, los movimientos de oposición están tomando posiciones, lanzando marchas de protesta y candidatos a posiciones en las grandes ciudades de cada país: Guayaquil en Ecuador, Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, Maracaibo en Venezuela. “Estamos juntando una red de exiliados como contrapeso al autoritarismo” dice Coronel, quien está tocando la diáspora para una reunión en Ecuador o Argentina en los próximos meses. “Lo puede llamar un polo de libertad”. Esto pudiese sonar optimista dado el dominio que Chávez y sus seguidores tienen en sus países. Pero dado los números crecientes y los cerebros brillantes de los nuevos disidentes de Latinoamérica, la unión de sus voces pudiese hacer la diferencia.

Mac Margolis
Newsweek
Versión libre al español Pepitos®Group

En ingles:

Etiquetas: , ,

martes 14 de octubre de 2008

No la dejaron entra a un concierto por llevar la camisa: No mas Chavez

El gobierno chavista le tiene miedo a esta camisa? Deberia preocuparse de cosas mas importantes no creen? Me parece que Vicky hizo una excelente protesta, increible lo una persona puede hacer para protestar algo en lo que esta en contra.
vdebate reporter



Hola a todos,
Ayer (12-Oct-2008) se presento en Tampa Serenata Guayanesa. Concierto auspiciado por La Embajada de la República Bolivariana de Venezuela y Citgo.

Me presente al teatro, como cualquier venezolana que desea disfrutar de la música de nuestro país. Vestía una franela que decía “ NO MAS CHAVEZ” y al entrar al Lobby fui abordada por el productor del evento quien me indico que con esa franela no podía estar allí, seguidamente solicito apoyo policial y estos me exigieron desalojara el lugar. Como si fuese una perfecta delincuente me desalojaron frente a mis amigos que allí se encontraban en este manifiesto acto de atropello y discriminación política.
Hoy, les hago un llamado a la reflexión, en defensa a los derechos políticos, que de paso, recuerden, forman parte de los derechos humanos.
Es interesante ver como, una franela puede asustar tanto a un régimen déspota e intolerante, que es incapaz de soportar una opinión ajena a la suya. TODOS, absolutamente todos los que estaban ahí presentes, gente bella, amiga, querida, que me conocen desde hace muchísimos años, con sus ojos presenciaron este bochornoso espectáculo.
Yo solo les digo: mediten. Hoy puede ser que reciban el beneficio a través de un concierto gratis, o, para los que facilitaron el evento y el teatro, reciben el beneficio económico que un evento como este produce. El día de mañana, cuando reciban del Gobierno Bolivariano, de manera gratuita, un despojo, un atropello, una violación de alguno de tus derechos humanos, entonces recuerden que así como yo fui discriminada, junto con otras personas mas, podrías ser tu el día de mañana.
“Que ese no es el momento, ni el lugar.”, me dijeron algunos. Yo les respondo lo siguiente: este Socialismo del siglo XXI impuesto por Chávez no tiene ni lugar, ni momento. Esta carcomiendo, de manera inteligente, con petrodólares, la conciencia, la democracia y la libertad de los venezolanos. Es como un cáncer que se va regando, un día elimina los canales de televisión, otro día la propiedad privada, otro día la educación, luego será tu religión, y finalmente un podría ser hasta la vida.
Por lo tanto, considero, que esta lucha en defensa de la libertad y de Venezuela contra este régimen totalitarista es en TODO TERRENO porque ellos estan atacándonos en todos los terrenos.
Me perdonan, pero mientras sigamos “guabineando” como se dice en criollito, no vamos a salir de Chávez nunca!.
No espero que me comprendan, solo que sepan que mi único motivo e intensión fue expresarme libremente y pacíficamente, por amor a Venezuela.
Recuerden que ese “regalito cultural” tiene una agenda de transfondo, para ir ganando voluntades, porque si hay plata para esto.
Esto no es la ultima “Mision” “Florida Adentro” perdón, quise decir “Cultural”. Así que, tranquilitos todos, que segurito nos seguirán tirando caramelitos ricos, tentadores y GRATIS!
Me encantaría que cuando nos tiraran un caramelito de esos, en vez de gritarles “Aquí es!” “Aquí es” les dijésemos “Aquí no es!”

Gracias por leerme,
Los quiere siempre!
Vicky Fulop

Etiquetas: , , ,

jueves 11 de septiembre de 2008

Revolución piti-castroada

Como siempre el coronel se las trae.

Revolución piti-castroada
Gustavo Coronel

Cita: “Una cosa es que no se haya aprobado incluir en la constitución y otra que no se haga en una ley…”
Hugo Chávez, hablando desde Apure sobre sus decretos-leyes.

Es Hugo Chávez un líder democrático o un hampón político? Oirlo hablar el Domingo onfirmó mi convicción de que Hugo Chávez es un hampón político. No tiene idea de lo que es democracia y de lo que es el respeto a la voluntad popular. Pretender que un cambio de contrato social para nuestro país pueda hacerse por via de decretos inconsultos y arbitrarios es ignorar completamente lo que significa ser un gobernante democrático. Estamos en presencia de un dictador tercermundista, entregado en brazos del dictador Cubano. Un piticastro, politicamente piticastrado.

Fue el meteórico ascenso de Nicolás Maduro de chófer de autobús a canciller una hermosa historia de superación o una de corrupción y oportunismo? No tengo dudas de que ha sido un insulto a los venezolanos, sobretodo si se considera que Maduro fue un reposero y un compinche de Freddy Bernal en actividades reseñadas por la prensa de la época.

Me hago muchas otras preguntas: El central azucarero de Barinas ($600 millones gastados) produce azúcar? La Planta Centro de generación de termoelectricidad tiene o no tiene cinco años paralizada? Cuál es la verdadera producción petrolera de PDVSA? No es venezolano el pasaporte que portaba el narcotraficante Colombiano detenido en Madrid? Por donde anda Luis Velazquez Alvaray? Lloró y renunció Hugo Chávez en Abril de 2002? Quien ha visto un gallinero vertical o una ruta de la empanada? Recibe o no recibe petróleo venezolano gratis Fidel Castro? Fuma lumpias el General chavista Jesus Gonzalez Gonzalez o es así de nacimiento? Es Diosdado dueño de empresas de alimentos que venden productos al gobierno? Que recibe Venezuela a cambio del petróleo enviado a Jamaica? Viaja Evo Morales en nuestros aviones pidiendo dinero por todo el mundo? Quien le dió al gordo Antonini las maletas llenas de dólares para entregar a Cristina Kirchner? Cuantos miles de millones de dólares ha
malversado Rafaél Ramírez en PDVSA? Es el gobernador Yánez, de Cojedes, un cómplice de los bandidos presos en Miami? Recibió Chávez dinero ilegal de bancos extranjeros para sus campañas? Es Tobías Nóbrega un hombre honesto? Y Merentes y Cabezas? Tienen o no tienen grandes fortunas los miembros de la familia Chávez? Recibe contratos directos de PDVSA Wilmer Ruperti o gana limpias licitaciones? Son o no son los banqueros venezolanos que manipulan los bonos Argentinos una manada de ladrones? Es Chávez aliado de las FARC o no lo es? Ha contribuído Chávez dinero nuestro a las campañas presidenciales de Humala, López Obrador, Correa, Morales, Ortega, los extremistas salvadoreños y el obispo Lugo? Es o no es Luis Acosta Carlez un soberano patán? Tiene Cilia Flores decenas de familiares empleados en la Asamblea Nacional? Es Isaías Rodríguez un delicado poeta o un gángster? Si los apagones y la inflación son “estructurales”, como nos dicen Alí Rodríguez y Rafaél Ramírez, son estos
boliburgueses “estructuralmente” estúpidos?

Estas y muchas otras preguntas sobre la podredumbre moral del régimen permanecen sin respuesta institucional. La grosería y desfachatez exhibidas ayer por el dictadorzuelo han rebasado todos los límites de lo aceptable. Hay que presionar a nivel popular para finiquitar el régimen moribundo. Nada de esperar hasta el 2013, como proclama irresponsable y mansamente Manuel Rosales.

Etiquetas: , ,

lunes 8 de septiembre de 2008

Hugo Chavez es un Arroz con Mango

Chavez es un Arroz con mango. Carlos Blanco nos explica porque.
vdebate reporter
Arroz con Mango
Carlos Blanco
¿Qué es esto? ¿Comunismo? ¿Militarismo? ¿Populismo de izquierda? ¿Fascismo? ¿Será importante saberlo? ¿No son, acaso, discusiones superfluas que no resuelven nada y sólo sirven para el solaz de intelectuales capaces de discutir sobre temas tan atrayentes como inútiles?
Chávez puede ser comunista, básicamente por su alineación política, y está acompañado por algunos cuantos que también lo son. Sin embargo, hay margen para preguntarse si su régimen está en el proceso de crear una sociedad socialista o comunista, dentro de alguna variante de la taxonomía marxista-leninista. ¿Venezuela va, de verdad, hacia el comunismo?
El Personaje
Decir que Chávez es comunista significa una concesión intelectual. Supone que el hombre conoce a Marx y a Lenin, ha estudiado a Mao, sabe lo que significan Kautsky y Rosa Luxemburgo, así como Trotsky y Gramsci. Supone también que sabe de revoluciones, de la francesa, la americana, la inglesa y de las que resultaron fallidas en la Europa del siglo XIX, junto a las triunfantes del siglo XX con la bolchevique en el frontispicio. Supone, sin duda, que los análisis basados en las clases sociales acolchonan sus insomnios y que el poder de los trabajadores martilla sobre su mesa de trabajo.
Pero, no. Este rollizo mandatario, como lo llama Vera Izquierdo, no es un intelectual y de estas cosas no sabe más que lo que absorbe -¡y cómo!- en tertulias con esos muchachos españoles dogmáticos que lo asesoran, que le han hablado de “hegemonía”, o con aquellos cubanos que se manejan a lo caribe, haciéndole creer al hombre que progresa en su comprensión de la naturaleza de las revoluciones. Nadie le ha dicho que el socialismo es un fracaso y que los que se siguen denominando socialistas en la mayor parte del planeta lo hacen dentro de tradiciones nominativas, difícilmente cambiables y que están allí más por costumbre que por ideología (el PSOE en España o el PS en Francia) o, de modo más simple, quieren diferenciarse de la derecha rabiosa y enfatizar los tonos sociales. Al hombre no le han explicado bien que los socialistas de hoy son partidarios del capitalismo social o popular.
Chávez es comunista por sus intenciones, las cuales emergen de una maraña intelectual poco cultivada pero en medio de un talento natural para la lectura veloz y la retórica vacua. También es comunista porque muchas de sus decisiones están enmarcadas dentro del propósito de crear una sociedad socialista, más o menos a la cubana, y el sueño de dirigirla hacia una comunista en la cual no exista más felicidad que la congelada.
Ser comunista sin saber qué es eso tiene en Chávez un excelso exponente, lo que ha sido potenciado por la bellaquería de Fidel Castro quien no ha reparado en el ridículo al cual ha condenado repetidas veces a su discípulo. Ha de acotarse que Fidel sí es un comunista de uña en el rabo, un intelectual y político que recreó las condiciones de las revoluciones socialistas, enmendándole la plana a Lenin y a Mao, a Kruschev y a Brezhnev. Chávez quiere, pero no puede, compartir los galones de Fidel, aunque éste ha cultivado tal ilusión como zanganería de vieja hiena, para engatusar al barinés.
Convéngase, sin embargo, que Chávez es comunista sin saber exactamente cómo serlo, por las ejecutorias en las que ha incorporado su régimen. Hay otros, cerca de él, o a tiro de piedra de sus gulas intelectuales, que sí son comunistas de los de librito. Es obvio que este personaje realmente se propone un régimen socialista de los duros como preludio a ese horizonte móvil que es el comunismo.
El Gobierno
Hay algunos elementos que enchufan lo que ocurre en Venezuela con esos propósitos revolucionarios. Uno, es el de la destrucción progresiva de la propiedad privada sobre los medios de producción, como se diría en buen marxismo. El segundo, es la concentración del poder de la sociedad en el Estado, como supuesta representación del colectivo, despojando a las élites preexistentes de mecanismos de control económico (empresas), político (partidos), sociales (gremios, sindicatos, ONGs) y simbólicos (iglesias, medios de comunicación, aparatos culturales).
Sin embargo, hay elementos que alejan lo que hace Chávez de cualquier socialismo rabioso y lo acercan a otra variante del autoritarismo, más clásicamente latinoamericano, militarista y fascistoide.
En primer lugar, el partido revolucionario como condición del socialismo que Chávez se propone, es una ficción; no existe, no ha sido construido y resulta muy difícil construirlo. Se requeriría una fuerza social organizada (“el proletariado” o alguna variante) que no existe en el horizonte social como parte del proceso chavista.
En segundo término, tampoco hay nada parecido al Ejército Rojo; no porque no existan badulaques dispuestos, sino porque un ejército revolucionario no puede construirse sin aniquilar completamente a los militares institucionalistas; mientras tanto, la Reserva Militar es una fiesta en Elorza producto de la creencia de que aprendiendo a manejar el fusil se está preparado para participar en una guerra. Otro factor esencial es que la destrucción de la propiedad privada no ha conducido a la creación de la propiedad social o colectiva, sino a nuevas formas de propiedad privada; dicho en caraqueño, las masas revolucionarias se cogen lo que encuentran, no para compartirlo sino para cogérselo en forma muy privada; lo que más ha prosperado en este período es apoderarse de todo: ¡proletarios del mundo, agarren que para luego es tarde! También concurre el hecho de que uno de los más importantes productos económicos y sociales de este tiempo es la burguesía bolivariana; la mayor parte constituida por recién llegados a los negocios junto a otros de cierta tradición y carencia de escrúpulos, para los cuales el socialismo es un mal chiste de su amigo Chávez.
Agobiados por el gobierno, sin sus sindicatos, porque éstos son desconocidos desde arriba, dejados a la intemperie, los trabajadores son los grandes excluidos de esta historia, los nuevos grandes expulsados de una revolución falaz que los invoca como su excusa.
Las Mafias
Lo que de verdad ha emergido es una red mafiosa que controla puntos neurálgicos de la sociedad. No son los proletarios; no son los revolucionarios, sino una corte de bichitos que se ha puesto donde hay y de lo cual esos jóvenes capturados en Miami son una brevísima muestra de la morgue en la cual yacen los buenos propósitos leninistas.Existen mafias, a la rusa, que se reparten las estructuras oficiales y que sabiamente dominan el acceso a los altos funcionarios del Estado, quienes las han puesto como sus alcabalas móviles para todos los efectos prácticos y lucrativos.
El Estado ha crecido como nunca; ha crecido podrido y en cada una de sus oquedades putrefactas se guarece una seccional de la mafia bolivariana.
En su marcha frenética hacia el comunismo, Chávez ha conducido a la sociedad al enloquecido y pestilente capitalismo salvaje.

Etiquetas: , ,

domingo 7 de septiembre de 2008

El viaje a la oscuridad

En Venezuela teniamos uno de los mejores sistema electrico de latinoamerica....... Como hemos retrocedido. Chavez y su gabienete de gobierno, ha sido una desgracia para Venezuela.
vdebate reporter
El viaje a la oscuridad
Veneconomia
El retroceso que ha sufrido el país en este decenio en todas las áreas, muestra su lado más oscuro en el grave deterioro del Sistema Eléctrico Nacional. La falta de inversión y la ausencia de mantenimiento se han traducido en apagones continuos en cada una de las regiones del país, como nunca antes en su historia. No existe ciudad o poblado que no haya sufrido la suspensión del servicio eléctrico en lo que va de este decenio.Tal como lo han advertido expertos en el área, el problema en materia de electricidad pica y se extiende. El 1° de septiembre se registró el segundo apagón general en lo que va de año. Este apagón, aunque afectó una menor área geográfica, fue superior en cuanto a intensidad ya que, luego de cinco días, aún había áreas a las cuales no se les hadía restituido el flujo eléctrico. La gravedad de la situación es tal que hasta el Gobierno ya comenzó a admitir que el Sistema Eléctrico Nacional está colapsado. Ésta es una verdad de Perogrullo.Sin embargo, el Gobierno de Hugo Chávez miente cuando sostiene que la crisis tiene su origen en el acelerado crecimiento del país y el consiguiente aumento de la demanda energética, sobre todo en Caracas. No, el problema fue y sigue siendo desinversión y falta de mantenimiento.El crecimiento de la demanda no tendría que haber sorprendido a nadie, ya que hay estudios que desde hace 20 años proyectaban el crecimiento del consumo y plantearon propuestas serias para satisfacerla. Todos coincidían en que para suplir la demanda esperada debían no sólo aplicarse programas de mantenimiento continuo, sino realizarse inversiones en las tres etapas que integran el servicio: generación, transmisión y distribución.Sin embargo, el Gobierno de Chávez hizo oídos sordos a tales estudios, e incluso retrasó proyectos que estaban en marcha cuando llegó al poder.En generación, ya no existe reserva de capacidad. El Caroní está operando al máximo, y los posibles puntos de alivio continúan inoperantes: Por una parte, no se tomaron las previsiones para poner operativa a Planta Centro. Y, por otra, el Gobierno actual obligó a la Electricidad de Caracas a suspender sus planes de expansión.En cuanto a transmisión se refiere, el asunto es igual de grave. Desde hace 20 años se viene hablando de la necesidad de tender una o dos líneas adicionales desde el Caroní para suplir al resto del país. No se tendieron nuevas líneas y las existentes están sobrecargadas y no dan para más.Y finalmente, en el área de distribución de la energía eléctrica hasta los usuarios finales, no se han hecho las inversiones locales que se requerían. Las consecuencias de esa desinversión se han evidenciado por años, en regiones como los Andes, Falcón y Oriente, donde los apagones son cosa de cada día. Recientemente, luego de la estatización de la Electricidad de Caracas, los apagones llegaron a la Gran Caracas.No existe excusa alguna para que un Gobierno con poder de mando por diez años y dinero a granel, no haya anticipado el problema del Sistema Eléctrico Nacional.

Etiquetas: ,

miércoles 20 de agosto de 2008

Falsificacion de una Utopia - Socialismo del siglo XXI

Me enviaron este articulo y me parecio excelente. El socialismo de Chavez es un populismo despotico, un partido unico y una farsa de democracia de los gobiernos militarizados de represion, capitalismo de estado explotador y despotico. Promocion del culto a la sumision, al fanatismo y a la manipulacion ideologica. Falsea la historia y utiliza simbolos e iconos rebolusionarios para su beneficio politico. Todo esto es el gobierno de Chavez.
vdebate reporter
La proliferación de teorías sobre los denominados "modelos de socialismo" no es nada nuevo.
La teorización sobre la pluralidad de socialismos, no es más que una negación absurda del socialismo científico propuesto por Marx en el siglo XIX. Prueba de esas perversas deformaciones ideológicas, la constituyó el llamado "socialismo real" del siglo XX, el cual no fue mas allá de un populismo despótico, de partido único, de farsa democrática, de gobiernos militarizados, de represión.
Regímenes que lamentablemente no condujeron a la construcción de ninguna sociedad socialista, ninguna democracia popular, y mucho menos a la emancipación de la clase trabajadora en el sentido de su definición originaria.Todos esos sistemas de gobierno fueron verdaderos fraudes sociales, que en nombre del "socialismo liberador" edificaron un capitalismo de Estado, explotador y despótico.
A esta larga lista de "socialismos" del siglo pasado se ha agregado uno nuevo, el socialismo del siglo XXI (socialismo fascista), publicitado por el tte coronel y secundado a nivel internacional por esa banda de chulos oportunistas que dependen de su petrochequera para subsistir. Se nos pretende vender este ensayo bonapartista plebiscitario como un proyecto emancipador al servicio de los trabajadores y de los excluidos sociales, nada más falaz y perverso.
Constituye el mayor engaño a las aspiraciones legítimas de quienes han sido excluidos socialmente. Es un proyecto uniformado, contrario al pensamiento crítico, a la lucha de las ideas, que conculca las aspiraciones de emancipación de los sectores más desposeídos.
Que mediante el chantaje, las intimidaciones, y la coacción impone un pensamiento único a los ciudadanos. Que promueve el culto a la sumisión, al fanatismo, a la manipulación ideológica, así como a la imposición con bota y pistola de una sola verdad autoritariamente.
Un proyecto socialista no puede ser siervo del poder del Estado, ni de un líder, ni del partido único, ni de los dislates de un colectivo de eunucos ideológicos.
El socialismo fascista del siglo XXI por su génesis es reaccionario, excluyente, y represor, contrario a los intereses de los trabajadores y explotados.Es una estafa que confisca la palabra revolución en nombre de ideas y valores que conllevan a la consolidación de un capitalismo de Estado explotador.
Que emplea la palabra socialista como etiqueta distintiva en el mercado de las ideologías, que falsea la historia a su conveniencia y usurpa símbolos e iconos revolucionarios para su beneficio político.
Pero además, con el objetivo de encubrir la ausencia de derechos de los más desposeídos promueve un Estado corporativista a fin de crear la ilusión de que todo el pueblo interviene en el proceso.
El socialismo fascista del tte coronel se nutre doctrinariamente de Rosenberg, de Goebbels, de Hauch, de Mussolini, y de Rocco, y no precisamente de Marx, Engels o Guevara

Etiquetas:

domingo 4 de mayo de 2008

Escriben con la izquierda, mientras comen con la derecha

Chavez nos cree estupidos, pero el pueblo ha tardado en despertar y....... esta despertando. A el le da miedo ser asesinado y no se preocupa que la mayoria venezolana esta sometida al hampa. Aqui se aplica el lema del embudo: lo ancho para mi y lo poco para los demas.
vdebate reporter
EL UNIVERSAL Liliana Fasciani M. // Para qué queremos ser ricos
Liliana Fasciani M. //
Para qué queremos ser ricos
Hay gente a la que le iría un poquito mejor en la vida si se callara, si contara hasta mil antes de decir ciertos disparates, si al menos pensara enel significado y en la repercusión de lo que dice. Si, encima deincontinente, resulta que también es falso y por cada palabra que pronunciase le engrinchan al oyente los acentos, entonces esa persona está provocando a los demás o se está burlando del prójimo.
Lo que dijo Hugo Chávez el jueves pasado, durante una de sus fastidiosas cadenas, acerca de las razones por las que vive en el Palacio de Miraflores y circula en un vehículo de lujo, después de condenar la aspiración de todos los venezolanos a ser ricos, es una de las más provocativas y burlonas obscenidades que haya pronunciado.
Sobre todo cuando quiere hacer ver como una infeliz circunstancia el disfrute de sus comodidades presidenciales, aduciendo, por una parte, forzosa obligación a vivir en la opulencia y, por otra, incontrolable miedo de morir asesinado.
Si en la anchura de su boca cupiese un poco de vergüenza, no diría tantas estupideces. Siendo el presidente de un país donde el 80% de los ciudadanos tienen un rancho por casa y donde se comete un centenar de homicidios por semana, es comprensible y hasta elogiable que todos los venezolanos aspiren a la riqueza.
¿Quieres saber para qué cipote queremos ser ricos?
  • Para vivir en mejores condiciones, en casas decentes con servicios de agua, electricidad, teléfono y aseo urbano.
  • Para comprar alimentos y comer tres veces diarias.
  • Para ofrecerles a nuestros hijos la mejor educación posible en colegios privados, porque las escuelas públicas bolivarianas están en el suelo, no tienen maestros y se mojan cuando llueve.
  • Para pagar la consulta médica, los exámenes de laboratorio y las intervenciones quirúrgicas en clínicas privadas, porque los hospitales del país están contaminados, carecen de insumos y los enfermos se mueren de asepsia.
  • Para movilizarnos en buenos vehículos, porque el transporte público es un desastre, el metro es zona roja, y los conductores de autobuses y taxis y los pasajeros son atracados y asesinados.
  • Para protegernos de la inseguridad, porque estamos cansados de ser víctimas.
Si piensas que por tu condición de mandatario mereces vivir rodeado de seguridad porque temes que te maten, ¿no se te ocurre pensar que todos los venezolanos, por nuestra condición de ciudadanos, merecemos, exactamente igual que tú, vivir con seguridad?
¿O acaso crees que eres más valioso que cualquiera de nosotros o que todos nosotros juntos?
No parece que tengas idea de cuánta gente valiosa es asesinada cada día en nuestras calles, de cuántos talentos se pierden prematuramente, de cuántos seres buenos yacen en los cementerios. Y ahora, te devuelvo la pregunta:
¿para qué cipote quiere tu familia ser rica?,
¿para qué cipote quieren tus ministros, tus diputados, tus gobernadores, tus alcaldes, tus magistrados, tus fiscales, tus funcionarios, ser ricos?,
¿para qué cipote quieren tus homólogos de Argentina, Bolivia,Ecuador, Cuba y Nicaragua ser ricos con nuestro dinero?
Y tú, ¿para qué cipote querrías vivir en un rancho?
¡No digas sandeces!Nadie te las cree.
Lo que sí está claro para todo el mundo es que el socialismo que pregonas se lo quieres dar al pueblo, mientras el capitalismo que condenas lo quieres para ti. Es el síndrome de los intelectuales progre: escriben con la izquierda, mientras comen con la derecha.

Etiquetas: , ,

viernes 7 de marzo de 2008

Misión Chávez en declive

VenEconomia OpinaVeneconomia Opina 07-03-2008
Misión Chávez en declive

El comunismo a lo siglo XXI, que proyectan para el continente Hugo Chávez y su mentor Fidel, recibió el pasado fin de semana un golpe certero con la muerte en Ecuador de Raúl Reyes, el segundo comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de manos del Ejército colombiano.

La intensidad de ese garrotazo quedó evidenciada en la reacción emocional, irracional y desarticulada de Hugo Chávez, que lo llevó a transitar unilateralmente la vía pre-bélica, la ruptura diplomática y comercial con Colombia, sin seguir los más elementales canales de consulta "institucionales" ni el mandato Constitucional de preservar la paz de la nación.

Esa reacción desmedida de Chávez ante el éxito militar de Colombia frente a las FARC, también estaría poniendo en evidencia la verdadera naturaleza de la Misión Chávez.

Para comenzar, la información que presuntamente contienen las computadoras capturadas en el asalto al campamento de Reyes, estaría confirmando lo que hasta ahora era un secreto a voces: Que la Misión Chávez estaría íntimamente ligada al grupo narcoterrorista de las FARC.

Además, según el Gobierno de Álvaro Uribe, esa alianza Chávez-FARC iría aún mucho más allá del financiamiento y el aprovisionamiento de armas al grupo narcoterrorista. Supuestamente, esa alianza buscaría eventualmente anexar territorio colombiano "despejado por razones humanitarias" a una especie de república FARCiana que serviría de apoyo a las diferentes naciones aliadas al proyecto de Chávez, en posibles ataques del Imperio y sus cachorros.

De ser estas acusaciones ciertas, se comenzaría a entender el porqué Chávez ha insistido en darle palestra pública a las FARC y solicitar que se le quite la calificación de terroristas a las FARC y al ELN y se les dé beligerancia, a pesar del efecto negativo que esto ha tenido sobre su imagen nacional e internacional.
De ser cierto, como afirma el Gobierno de Uribe, que las FARC estaban jugando ese rol esencial en la Misión Chávez, permitiría entender el porqué la muerte de Reyes, al parecer su contacto principal con el grupo terrorista, le asentó a Chávez tal golpe de gracia, que lo llevó a salir del closet y mostrar su afecto irrestricto por las FARC.

Esto además, lleva a otra reflexión. Esa alta emotividad, ha llevado a Chávez a darle una patada a la mesa, derrumbando mucho de lo que hasta ahora había conseguido, incluyendo su imagen de integrador de naciones, su poder de negociador "humanitario" para mostrarlo internacionalmente como lo que realmente es: Un hegemón que no se para ante nada para llevar su proyecto a cabo.

La emoción por esta pérdida y lo que ello significa para su Misión, le está haciendo perder a Chávez uno de sus mayores atributos: su gran instinto político, ese olfato que le ha permitido sacar provecho a todo evento, incluso en aquéllos donde había salido perdedor.

Lo más triste es que este conflicto con Colombia, también ha puesto en evidencia (una vez más) que Chávez ha destruido toda institución que pudiera en estos momentos velar por la integridad del Estado venezolano, y que además adolece del mal de todo autócrata: no tiene a su alrededor ni amigos, ni asesores, ni instituciones que lo llamen a la calma y a la sindéresis por el bien de Venezuela, Colombia y el Continente.

Etiquetas: , , , , ,

domingo 3 de febrero de 2008

Porque America Latina no progresa?

Un resumen de nuestra historia politica, triste pero cierto.
vdebate reporter

Por qué América Latina no progresa
Por Carlos Ball

Conferencia pronunciada en Bogotá el pasado 3 de agosto ante la Federación Nacional de Comerciantes de Colombia.
Agradezco a la Federación Nacional de Comerciantes de Colombia esta invitación a que hable sobre por qué América Latina no progresa, si bien haré un énfasis especial en el caso venezolano. Luego de 16 años al frente de AIPE, una empresa periodística dedicada al análisis y discusión de los principales temas económicos y políticos que afectan a la región, estoy convencido de que a menudo comprendemos mejor lo que sucede en nuestro propio patio cuando observamos el desarrollo de problemas similares que afrontan países vecinos.

Una historia verdadera
Voy a comenzar contándoles brevemente unas pocas experiencias personales que creo reflejan algunos de los males que, en diferentes grados, han afectado a gran parte de América Latina.
Poco después de la muerte de mi hermano Luis Henrique, leyendo papeles suyos encontré una historia fascinante que me hizo comprender mejor lo que el economista austriaco Friedrich Hayek llamó "el camino de servidumbre", sendero predilecto de los gobernantes venezolanos. Mi hermano, que era nueve años mayor que yo, relataba allí la visita que hizo a mi madre cuando yo nací, en 1939. Al entrar al hospital, saludó a una muchacha que salía con su recién nacido en brazos. La reconoció como trabajadora de la fábrica de nuestro padre; y me enteré de que, en aquellos tiempos, esa empresa pagaba el 95% de los gastos sanitarios de todos sus trabajadores, que recibían atención médica en la Policlínica Caracas, entonces el mejor hospital privado del país.
Fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando, por presiones del Departamento de Estado, se creó en Venezuela el Instituto de Seguros Sociales, para comenzar a socializar la medicina y centralizar las jubilaciones. Las Naciones Unidas recomendaron al médico chileno Salvador Allende para que asesorara a Caracas en la creación de ese organismo. Los impuestos a las nóminas que seguidamente impuso el Gobierno nacional hicieron que pronto desaparecieran todos los programas privados de atención médica a los trabajadores, y sólo aquellos venezolanos con altos ingresos pudieron desde entonces tener acceso a las clínicas privadas.
Las buenas intenciones políticas a menudo causan males no previstos, y como la prioridad absoluta del partido gobernante suele ser ganar las próximas elecciones, se dificulta y hasta se imposibilita que se corrijan a tiempo errores nefastos.
Las estadísticas muestran de manera dramática los cambios sufridos en Venezuela entre la generación de mis padres y la de mis hijos. Por ejemplo, en 1958 el ingreso per cápita venezolano equivalía al 78% del norteamericano. Mientras en la década de los 50 el ingreso de los venezolanos aumentó en más del doble, a partir de 1960 –bajo una política económica que el propio presidente Rómulo Betancourt definió como "socialismo en alpargatas"– la población ha crecido más rápidamente que la economía. Hoy, a pesar del precio récord del petróleo, el ingreso promedio del venezolano fluctúa alrededor del 15% del del norteamericano, mientras que todo lo contrario ha estado sucediendo en países ex comunistas como Estonia y la República Checa, al igual que en los llamados tigres y dragones asiáticos.
Yo me gradué en una universidad norteamericana en 1962, y recibí varias ofertas de trabajo para quedarme allá. No las tomé en serio porque para mí el futuro estaba en Venezuela. Pero apenas un par de décadas más tarde, cuando mis hijos se graduaron igualmente en universidades del Norte, ellos no dudaron en quedarse a vivir en Estados Unidos. En Venezuela se notaba ya un cambio profundo: de ser un país floreciente y próspero que atraía a cientos de miles de inmigrantes de todas partes del mundo, así como a gran cantidad de ejecutivos y técnicos de multinacionales petroleras, que preferían quedarse a vivir allí una vez alcanzada la jubilación, ha pasado a ser un país de emigrantes, exportador neto de talento y capital privado. Las aplicaciones de venezolanos que quieren venirse a vivir a Colombia se dispararon un 300% en los últimos dos años. En Miami, así como en los años 60 se veía a médicos e ingenieros cubanos lavando ventanas y cortando la grama, hoy vemos a muchos venezolanos –jóvenes y viejos– tratando de rehacer sus vidas de la misma manera.
Para terminar con estas breves anécdotas personales, les contaré por qué vivo y trabajo en Estados Unidos desde hace 20 años.
En 1987 era el director general de El Diario de Caracas, cuya línea editorial era muy crítica con el intervencionismo y la desenfrenada corrupción del Gobierno del entonces presidente, el socialdemócrata Jaime Lusinchi. El periódico pertenecía al grupo Radio Caracas Televisión, cuya licencia de transmisión vencía en mayo de ese mismo año. Los dueños de la empresa fueron entonces informados desde el palacio presidencial de que la licencia no sería renovada a menos que yo fuera despedido. Cuarenta y ocho horas antes de que me echaran, una fuente cercana al partido del Gobierno me dijo que el ex presidente Carlos Andrés Pérez había afirmado esa mañana, en la sede de Acción Democrática, que el problema conmigo ya había sido resuelto.
Fui despedido, y la licencia de RCTV fue renovada por 20 años.
Dos días después de mi salida del periódico, y mientras el presidente Lusinchi visitaba la redacción de El Diario de Caracas para celebrar su victoria –y, sonriente, declaraba: "Es pecado hablar mal del Gobierno"; lo cual apareció al día siguiente como titular de primera página–, yo confrontaba falsos cargos en un tribunal penal. Allí, el juez Cristóbal Ramírez Colmenares me informó, sin titubear y apuntando al techo con un dedo, de que él, necesariamente, tenía que seguir "instrucciones de arriba".
Decidí entonces emigrar a Estados Unidos. Poco después, habiendo el Gobierno logrado lo que buscaba, se retiraron todos los cargos en mi contra.
Como todos ustedes saben, en mayo de este año la historia se repitió, pero con un final mucho más triste: Hugo Chávez no renovó la licencia de transmisión a RCTV, canal que fue reemplazado por otra televisora más de propaganda gubernamental que, además, se apoderó de 130 millones de dólares en equipos y antenas de transmisión sin pagar un centavo a los dueños.
Cuando no hay respeto por las libertades civiles ni por los derechos de propiedad, estar a bien o a mal con las autoridades puede hacer de uno rico e influyente o pobre y humillado. Para ilustrar este hecho y terminar con el triste caso de RCTV, les cuento otra sorprendente coincidencia. Hace 20 años, Carlos Croes era el jefe de la Oficina Central de Información del presidente Lusinchi; es decir, su ministro de propaganda y censura. Hoy, el Sr. Croes es vicepresidente de Información de Televen, uno de los canales privados que resultaron más beneficiados con el cierre de RCTV, empresa que a lo largo de 53 años fue el más exitoso medio publicitario venezolano.
Debo aclarar que no solamente Chávez y los presidentes de Acción de Democrática han sido enemigos de la libertad de prensa. Una vez, el copeyano Rafael Caldera me llamó públicamente "traidor a la patria". Fue a raíz de un artículo que publiqué el 22 de julio de 1994 en el Wall Street Journal, en el que relataba las fracasadas políticas estatistas del Gobierno venezolano. Mi escrito causó la furia del entonces presidente Caldera, quien, en un discurso pronunciado al día siguiente, en la Décima Convención Nacional de Periodistas, dijo: "A mí me duele profundamente cuando veo a venezolanos que llegan a adquirir la posibilidad de escribir o informar para órganos de prensa internacional (...) diciendo que Venezuela va al desastre.
Eso es una traición a la patria, eso es un crimen contra Venezuela. Creen que por hacer daño a un Gobierno tienen derecho a presentar toda una serie de infamias.
Y espero que algún día el tribunal disciplinario del Colegio Nacional de Periodistas dé una sanción moral expulsando a esos criminales que usan las columnas de la prensa extranjera para denigrar a Venezuela, para presentar un panorama negativo de nuestro país". El presidente Caldera, evidentemente, ignoraba que en Estados Unidos no hay que ser miembro de colegio ni sindicato alguno para escribir en los periódicos, ya que la Primera Enmienda de la Constitución garantiza las libertades de expresión y prensa.

El cáncer del intervencionismo
En Venezuela, así como en muchos otros países latinoamericanos, la democracia que logramos tras la desaparición de las viejas dictaduras militares falló a la hora de garantizarnos el principal derecho humano: el de ganarnos la vida en el trabajo de nuestra preferencia, para luego disfrutar libremente de la propiedad que hayamos adquirido con nuestro propio esfuerzo. El termómetro de nuestros recientes y actuales quebrantos estatistas, a la vez que el más confiable indicador del bienestar y el crecimiento económico latinoamericanos, o, por el contrario, del aumento de la corrupción, el hambre y la miseria, es el grado de libertad de mercado de que gozan nuestros países. Es decir, el nivel o cantidad de trabas burocráticas, permisos, aranceles, licencias, autorizaciones, cuotas, regulaciones, concesiones, franquicias, colegiaturas, sindicatos únicos y demás artificios con que los funcionarios públicos discriminan en contra del pueblo, impidiendo el libre acceso tanto al trabajo como al mercado y despojando a las gentes de su más importante derecho civil, el de ganarse la vida haciendo lo que más les gusta, lo cual suele también ser lo que mejor hacen.

En nombre de la justicia social, el Gobierno venezolano anunció hace pocos días que se va a imponer por decreto la Ley de Estabilidad en el Trabajo, bajo la cual nadie podrá ser despedido, trasladado de cargo o desmejorado en sus condiciones sin la previa autorización del Ejecutivo. Esta nueva normativa reemplazará a la inamovilidad general vigente desde el año 2003. Con razón la semana pasada el director ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombo-Americana declaró a Reuters que Chávez ha sido "un gran promotor de la inversión extranjera en Colombia", en referencia al traslado desde Caracas a Bogotá de varias empresas norteamericanas, que temen las consecuencias del manifiesto colapso del Estado de Derecho en Venezuela.

El triste resultado del extremismo intervencionista queda reflejado claramente en las estadísticas de la Confederación Venezolana de Industriales: de las 11.000 industrias que existían en el país en 1998, hoy quedan menos de 7.000, y el número de empleos perdidos en ese sector pasa de 500.000 en los últimos diez años. Por su parte, las estadísticas del Gobierno muestran más bien una disminución del desempleo, debido a que el número de trabajadores públicos ha aumentado un 45% bajo la presidencia de Hugo Chávez. Sin embargo, más de la mitad de los trabajadores forman hoy parte de la economía informal.

La avanzada socialista siempre enarbola la bandera de la justicia social, cuya popularidad se debe en parte a que no tiene una definición clara y precisa. Cada político la define según le conviene en cada momento, para lograr apoyo a un proyecto de ley o la regulación de alguna actividad.

La expresión justicia social fue utilizada por vez primera por un sacerdote siciliano, Luigi Taparelli, en 1840, y pronto se la apropiaron las élites intelectuales que aspiraban a conducir el mundo hacia la utopía del "socialismo científico", en que la razón y las mentes privilegiadas regirían el universo. Ellos sabían mejor que nadie lo que realmente convenía a la plebe ignorante. Así, la justicia social estuvo ligada desde temprano a la economía dirigida y planificada. Según los políticos en ejercicio, el individuo importa poco cuando anda de por medio el bien común.

En un principio había mucho de buenas intenciones en el manejo del concepto justicia social. Se pretendía, por ejemplo, que la gente acomodada contribuyera, a través de fundaciones caritativas privadas, al mantenimiento de colegios y hospitales, o a la adaptación de los campesinos a los nuevos centros industriales. El profesor Hayek fue uno de los primeros en denunciar la justicia social cuando ésta dejó de ser una virtuosa decisión personal de ayudar al prójimo para convertirse en la imposición, desde las alturas del poder, de un ideal abstracto y manipulable. Se creó así una falsa imagen de la gente común como víctima; y es que cuando hay víctimas ha de haber también victimarios.

El filósofo polaco Leszek Kolakowski ha dejado escrito que el paradigma fundamental del comunismo estará por siempre garantizado, porque tu sufrimiento es causado por los opresores y las cosas malas que te suceden no son culpa tuya, sino de los ricos de tu país, o peor aún, de los ricos de ultramar. Sin embargo, los remedios comunistas, nazis y fascistas para acabar con la injusticia social condujeron a hambrunas, campos de concentración y cientos de millones de muertos, resultados infinitamente peores que el mal fantasmagórico inventado por los intelectuales como excusa para detentar el poder.

En el tercer volumen de Las principales corrientes del marxismo, publicado en 1978, Kolakowski afirmaba: "Actualmente, el marxismo ni interpreta ni cambia el mundo: es meramente un repertorio de consignas que sirve para organizar intereses variados". Hayek, por su parte, dejó escrito lo que sigue: "Una de las grandes debilidades de nuestro tiempo es que no tenemos la paciencia ni la fe para crear organizaciones voluntarias con los fines que valoramos, sino que de inmediato pedimos al Gobierno que utilice la coerción (o fondos sustraídos coactivamente) para cualquier cosa que parezca deseable a muchos. Sin embargo, nada tiene peor efecto sobre la participación ciudadana que cuando el Gobierno, en lugar de ofrecer meramente la estructura esencial para el crecimiento espontáneo, se vuelve monolítico y se encarga de todas las necesidades, las cuales en realidad pueden sólo ser satisfechas por el esfuerzo común de muchos".

Para Hayek, la justicia es siempre individual, y "nada ha destruido más [las] garantías constitucionales de libertad individual que el intento de alcanzar el espejismo de la justicia social". El mercado premia a quienes mejor satisfacen los requerimientos y necesidades de los consumidores; manipular los premios significa fomentar la ineficiencia y la pobreza. Ya vimos con horror los logros de Stalin, Mao y Castro bajo el lema marxista "De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad".

Hoy es políticamente incorrecto mencionar una triste realidad: que las dictaduras militares del pasado, y pese a que causaron mucho daño, a menudo tuvieron la ventaja de que sus gobernantes se contentaban con ejercer el poder político con mano dura, mientras que permitían una amplia libertad económica a la ciudadanía. Algunos amigos del palacio presidencial disfrutaban, desde luego, de la concesión de ciertos y determinados monopolios y oligopolios, pero predominaba la libre competencia, había importaciones sin cuotas ni aranceles y el flujo de inversiones extranjeras no paraba de crecer, lo cual no solamente redundaba en mejoras salariales, sino que fomentaba la creación de una fuerza laboral cualificada y productiva que no aspiraba a vivir de las dádivas de los políticos, sino de su propio esfuerzo.

A fines de los años 50 había más inversión norteamericana en Venezuela que en todo el resto de América Latina. Y pienso que la mejor universidad que por muchos años tuvimos los venezolanos fue la Creole Petroleum Corporation, subsidiaria de la Standard Oil. Técnicos y administradores que escalaban posiciones en la Creole solían recibir las más atractivas ofertas de trabajo de parte de empresarios criollos que querían asegurarse de contar con gerentes y administradores competentes. Tal concentración del talento en la industria petrolera fue una de las razones del éxito venezolano en ese campo, pero el lanzamiento del cártel de la OPEP y la politización de nuestra principal industria pronto comenzarían a cambiar el panorama económico nacional.

Es importante recordar que la fundación de la OPEP, el 17 de septiembre de 1960, fue idea del entonces ministro venezolano de Minas e Hidrocarburos, Juan Pablo Pérez Alfonzo, quien convenció a cuatro mandatarios del Medio Oriente para formar un cártel que asegurara unos ingresos altos a los países productores de petróleo. En 1960 las exportaciones venezolanas de crudo representaban el 60% del comercio petrolero internacional, mientras que los países árabes exportaban a unas pocas naciones europeas.

En 1974 el presidente Carlos Andrés Pérez, que había sido ministro del Interior con Rómulo Betancourt, procedió a estatizar la industria petrolera. He aquí la prueba de que la clase política que surgió a raíz de la caída del régimen dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958, no se contentaría con ejercer el poder político, sino que también ambicionaba el poder económico. Mucho antes, en 1961, el presidente Betancourt anunció que no se otorgarían nuevas concesiones a las empresas petroleras extranjeras, y éstas, lógicamente, comenzaron a repatriar sus capitales y a buscar otras áreas de exploración, lo cual causó una gran presión sobre el bolívar, que sufrió entonces su primera devaluación del siglo XX.

Uno de los pilares fundamentales de toda economía floreciente es la solidez de su moneda. El bolívar venezolano, hoy convertido en miserable chavito, mantuvo su valor de un gramo de oro a lo largo de 82 años, desde 1879 hasta 1961. Desde entonces, su valor oficial con respecto al dólar ha caído un 63.500%, y su poder adquisitivo en más del doble de eso. Éste es el verdadero indicador del robo perpetrado por los gobernantes al pueblo venezolano. Y, como sabemos, los más afectados por la inflación no son los ricos con propiedades inmobiliarias y cuentas en dólares en el exterior, sino los más pobres, que ven desaparecer sus pequeños ahorros.

Para financiar los crecientes gastos del Estado, la clase política latinoamericana suele preferir la inflación a la subida de los impuestos. La inflación no tiene que ser aprobada por legislatura alguna, y afecta menos a los amigos del palacio presidencial. Ahora bien, requiere que se politice el Banco Central, lo cual, en el caso venezolano, ocurrió a mediados de los años 70, bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez. Desde entonces, para ganar elecciones se ha dado en poner a funcionar a todo trapo la máquina de imprimir billetes. La serie de frecuentes devaluaciones del bolívar arrancó con el mandatario socialcristiano Luis Herrera Campins, en 1983.

En la década de los años 50 la inflación era inferior en Venezuela que en Estados Unidos. Por el contrario, en apenas el primer semestre de 1996 la inflación venezolana superó la que habíamos experimentado a lo largo de los 27 años que van desde 1946 hasta 1973. Con todo, debo reconocer que los gobernantes venezolanos no han sido los más ladrones de América Latina. El Che Guevara, al ser nombrado presidente del Banco Central de Cuba (1959), procedió a borrarle dos ceros al peso cubano, y en Argentina le borraron 17 ceros a la moneda entre 1971 y 1991.

La politización de la justicia fue el tercer pie del trípode sobre el que se asentaría el socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez. El general Marcos Pérez Jiménez tuvo un honorable ministro de Justicia, Luis Felipe Urbaneja, que creó un sistema judicial regido por magistrados honrados e imparciales. En el campo político se cometieron detestables injusticias durante la dictadura militar, pero no ocurría lo mismo en los tribunales.

En 1968 el partido Acción Democrática perdió las presidenciales, pero retuvo la mayoría en el Congreso... y la utilizó para ponerle la mano encima al sistema judicial, a través de una ley que vinculaba el nombramiento de los jueces con los resultados electorales. Así se enterró en Venezuela el Estado de Derecho y la igualdad ante la ley. Se politizó y se corrompió el sistema judicial. Se nombraron magistrados con criterios políticos, a tenor de lo reflejado en los comicios. La consecuencia casi inmediata de ese cambio en la selección de los jueces fue la compraventa de sentencias. La gente influyente y los conocedores del medio sabían a qué abogados acudir en caso de vérselas ante cualquier problema legal, mientras que los pobres languidecían en las cárceles durante años sin ir a juicio. Según distinguidos abogados caraqueños, ya en los años 90 una orden de detención en las cárceles de la capital podía equivaler a una virtual condena a muerte.
Libertad, ¿para qué?
Es comprensible el culto a la democracia en una región del mundo que desde los tiempos de la independencia ha sufrido frecuentes y crueles dictaduras, pero, como solía decir mi difunto amigo –y brillante economista– Arthur Seldon: "No basta con implantar la democracia política. El mercado garantiza mejor la libertad de los ciudadanos". La libertad económica suele conducir a la libertad política, como se vio en Chile, pero ésta no conduce necesariamente a aquélla, como vemos en el triste caso venezolano y en el de muchas otras naciones del hemisferio.

No hay duda de que los ciudadanos disfrutamos de nuestra libertad política en importantes –pero contadas– ocasiones: elegimos a nuestros alcaldes, congresistas y presidentes cada cierto número de años; pero la libertad económica la ejercemos en infinidad de ocasiones y todos los días. La incongruencia de la filosofía política que prevalece en gran parte de América Latina radica en el hecho de que nosotros, los ciudadanos, tenemos el derecho de y estamos capacitados para elegir a los gobernantes y legisladores, pero ellos, una vez encaramados al poder, son quienes determinan lo que podemos hacer o no con nuestras vidas y propiedades, por lo que con inusitada frecuencia utilizan la excusa del bien común para aplastar nuestra libertad y nuestros derechos civiles.

Pienso que la principal razón por la cual nuestro hemisferio no avan za hacia la prosperidad económica que están alcanzando muchos países de otros continentes que solían ser mucho más pobres se debe a que nuestros políticos y gobernantes no creen en los gobiernos limitados. Como claramente lo expresaron hace más de dos siglos los próceres fundadores de Estados Unidos, la razón de ser del Gobierno es la defensa de los derechos del ciudadano a la vida, a la propiedad y a la búsqueda de su felicidad. Los países ricos quizás se puedan, hoy, dar el lujo de no respetar tales principios fundamentales, aunque hasta los políticos franceses se están dando cuenta de que cuando el gasto del Estado del Bienestar alcanza el 54% de Producto Interno Bruto desaparece el crecimiento económico –entre tanto, los jóvenes emigran o viven de la caridad pública porque no consiguen empleo, a pesar de la políticamente atractiva jornada laboral de 35 horas–. Quizá ellos puedan. Nosotros, no.

Algunos de los tradicionales enemigos del verdadero bienestar latinoamericano forman parte, desde hace décadas, de las burocracias de Naciones Unidas y demás organismos internacionales. Tales voces se unen a las de los reciclados burócratas latinoamericanos que antes imponían sus fracasadas ideas dirigistas en sus países de origen y hoy lo hacen a muchos más desde elegantes oficinas de Nueva York, Washington, Ginebra, París o Bruselas y disfrutando de suculentos cargos libres de impuestos. La repetitiva fórmula suele ser más créditos a los Gobiernos, más leyes, más regulaciones... y más conferencias en los más deliciosos hoteles del mundo. También se empeñan en tratar de imponernos las bonitas reglas de los países desarrollados, pero si éstas hubieran estado en vigor hace cien o doscientos años habrían logrado paralizar o destruir la Revolución Industrial e impedido la transición desde unas economías agrícolas pobres a otras desarrolladas e industrializadas que hoy en día avanzan hacia la preponderancia de los servicios.

Lamentablemente, la cultura latinoamericana del siglo XXI es anticapitalista, porque la población ha sido convencida por nuestros locuaces políticos de que el capitalismo promueve la desigualdad y de que sus bienintencionadas políticas públicas dirigistas y socialistas son capaces, a base de programas sociales y redistribuciones de la riqueza, de reducir la pobreza.

Los partidos políticos tradicionales de Venezuela, Acción Democrática y Copei, que antes se alternaban en el poder, solían dedicarse a concentrar en sus manos el poder político y económico, y dejaban prácticamente mano libre a la extrema izquierda en el campo educacional. La sanguinaria guerrilla castrista fue derrotada militarmente en Venezuela hace muchos años, pero buena parte de sus líderes, con la vista puesta en el largo plazo, se dedicó desde entonces a cambiar la manera de pensar de la juventud, prestando especial atención a los jóvenes oficiales.

La educación pública promueve la idea de que la libertad es un valor perfectamente divisible y de que lo importante es la libertad política, mientras que la económica es algo que desean solamente los ricos y los empresarios, para que los bondadosos funcionarios públicos se vean imposibilitados de proteger al pueblo. Hoy es grato ver a los universitarios venezolanos abanderando la lucha por la libertad de expresión, manifestándose ardorosamente contra las políticas y atropellos del Gobierno, pero por varias décadas la educación primaria, media y universitaria estuvo básicamente regida por intelectuales de izquierda que creen firmemente que el futuro de la nación depende de que el poder político y económico esté cada vez más concentrado en sus clarividentes líderes, de que quienes saben lo que más conviene a las masas puedan darse a la ingeniería social sin cortapisas. Se trata de gente que siente un profundo desprecio por los conceptos de libertad individual, igualdad ante la ley, propiedad privada y libre mercado.

En nuestros colegios y universidades se suele hablar de las injusticias sociales que se produjeron durante la Revolución Industrial. El caso es que fue entonces cuando, por primera vez en la historia, el ingreso per cápita comenzó a aumentar significativamente, y el nivel de vida de los obreros empezó a ser muy superior al de los trabajadores del campo. Esa curva ascendente del ingreso per cápita se hizo más perceptible a medida que aumentaba el capital invertido; también crecían la productividad y la demanda, y, en consecuencia, los salarios y el bienestar de los trabajadores.

A medio y largo plazo, la única manera de aumentar los salarios reales pasa por incrementar la productividad de la mano de obra, lo cual se logra solamente con entrenamiento y con mayores inversiones en maquinarias y equipos. Ante el cr ecimiento de la demanda, el empresario evalúa constantemente si es preferible aumentar el número de trabajadores o invertir en maquinaria más sofisticada. Si luego baja la demanda, la maquinaria puede ser utilizada durante menos horas; ahora bien, en muchos países se dificulta o se hace inmensamente costoso despedir a un trabajador. Esto pareciera beneficiar a la clase obrera, pero bajo tales condiciones se crean muchos menos empleos, porque los empresarios prefieren invertir en equipos y contratar menos personal. Otra parte de esa tragedia es que las leyes laborales socialistas, en la práctica, imponen un matrimonio obligado entre patronos y trabajadores; estos últimos, entonces, no dan el salto a puestos mejores en industrias emergentes y con gran futuro, pues no quieren perder las prestaciones y beneficios que han ido acumulando.

La globalización ha vuelto a poner en el candelero el concepto de destrucción creativa, enunciado por Schumpeter en 1912. Y es que las innovaciones que surgen por doquier convierten con celeridad inventarios, ideas, técnicos y equipos en cosas obsoletas. Si a esto le agregamos la inflexibilidad de unas dañinas leyes laborales, tenemos el fracaso asegurado. Sin embargo, en América Latina seguimos sometidos a unas normativas demagógicas que imponen altas indemnizaciones y otros beneficios contractuales, sean económicamente viables o no, a la vez que se multiplican las regulaciones, que aumentan los costos de operación, reducen la rentabilidad, agravan el fenómeno de la corrupción, disparan el crecimiento del sector informal, exacerban la disparidad de ingresos y ahuyentan las inversiones. Ésta es, realmente, una fórmula segura para el fracaso.

El éxito futuro depende del libre funcionamiento del mercado a través de la ley de la oferta y la demanda, que permite el flujo de la indispensable información aportada por los precios libres, lo que a su vez posibilita la óptima utilización de los recursos limitados. Al concentrarnos en lo que comparativamente podemos producir más eficientemente, e importando todo lo demás, avanzaríamos rápidamente hacia una mucho mayor y más generalizada prosperidad.


Socialismo y mercantilismo: dos enemigos formidables
El mundo socialista y planificado es altamente retrógrado y conservador, pues cierra la puerta a las innovaciones, que por definición no pueden formar parte de un plan centralizado.

Las Constituciones socialistas han desempeñado un importante y negativo papel en América Latina. Si bien comenzamos la vida independiente al amparo de Constituciones bastante parecidas a la de Estados Unidos –la cual, como dije antes, fue principalmente redactada para proteger al ciudadano de los abusos de los gobernantes–, aquéllas fueron reemplazadas por otras crecientemente demagógicas, verdaderas piñatas que, supuestamente, nos garantizarían todos los derechos sociales imaginables. Y es que fueron redactadas por políticos que jamás se vieron obligados a sobrevivir en un mercado competitivo ni a hacer frente al pago de una nómina.

En 1961, la nueva Constitución venezolana, de corte claramente socialista, introdujo una gran cantidad de los llamados derechos sociales, tales como el derecho al trabajo, a la atención médica, a la vivienda, a recibir un salario justo, etc. El artículo 99 describía la "función social" de la propiedad, mientras que los pocos artículos referentes a la libertad económica fueron suspendidos durante los siguientes 30 años. De hecho, todas las Constituciones venezolanas, desde la de 1936, permiten la suspensión de derechos y garantías constitucionales en caso de "emergencia nacional", por lo que no nos debe extrañar que nuestros gobernantes se hayan acostumbrado a mantenernos en medio de emergencias nacionales para así poder gobernar por decreto. Por otra parte, cumplir con la letra de nuestras Constituciones suele implicar la quiebra del Estado. Así las cosas, una importantísima función de los gobernantes y burócratas es decidir cómo repartir los premios y castigos entre los diferentes grupos: los sindicatos, la burocracia, los sin techo, los campesinos, los indígenas, los ambientalistas, los empresarios, los dueños de los medios de comunicación, los banqueros, etc.

En Venezuela vamos por la Constitución número 26, la cual está en proceso de ser cambiada por otra, aún más socialista, que permita a Chávez reelegirse de por vida, con lo que desaparecerá definitivamente todo vestigio de equilibrio entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Los presidentes de Ecuador y Bolivia imitan a Chávez, quien a su vez avanza precipitadamente por el camino del miserablemente fracasado "Socialismo o muerte" trazado por Fidel Castro en Cuba hace ya casi medio siglo.

Los salarios mínimos y las excesivas regulaciones producen desempleo y fomentan la informalidad; los altos impuestos del Estado del Bienestar impiden el ahorro, mientras que los servicios públicos recibidos a cambio suelen ser deficientes; los controles de precios producen escasez; la politización del sistema monetario empobrece a la ciudadanía y alienta la huida de capitales, mientras que la redistribución de la riqueza ha sido el mayor de los fraudes, porque sólo los políticos y sus amigos han resultado beneficiados.

Nuestra clase política y nuestros intelectuales suelen culpar a Estados Unidos de los males que afectan a América Latina. Desde el fin de la Segunda Guerra hasta los años 80 prevaleció en gran parte de la región la llamada teoría de la dependencia, promovida por la Cepal y, especialmente, por su director desde 1948 hasta 1962, el economista argentino Raúl Presbich, un abanderado del proteccionismo que definía el intercambio comercial como la explotación de los países pobres por parte de los países ricos, que nos exportaban productos manufacturados caros a cambio de materias primas baratas. El supuesto remedio fue la sustitución de importaciones: se impusieron permisos, licencias de importación, altos aranceles y cuotas para proteger a la industria nacional, que recibía abundante y barato financiamiento de los bancos estatales. Claro que, sin competencia extranjera, el mercado nacional tiende a la concentración y a los monopolios. Así, vimos aparecer a millonarios mercantilistas que rápidamente se dieron cuenta de que es mucho más fácil y remunerador convencer a un ministro o a unos pocos funcionarios encargados de fijar precios y repartir subsidios que a cientos de miles de consumidores, empeñados en obtener óptima calidad a precios bajos.
Lo que trato de decir es que entre los peores enemigos del capitalismo en América Latina sobresalen nuestros pseudocapitalistas mercantilistas. En los años 70 surgieron en Venezuela los llamados Doce Apóstoles del presidente Carlos Andrés Pérez, empresarios que gozaron de inmensos privilegios y jugosos monopolios. Por su quedaran dudas de su increíble habilidad, ahí vemos a alguno que otro de ellos enchufado con Hugo Chávez. No es de extrañar que un conocido escritor y editor venezolano haya llegado a afirmar: "Los doce apóstoles de Carlos Andrés Pérez se han convertido en los cuarenta ladrones de Hugo Chávez".

Pienso que varios de los peores ministros de Hacienda y Fomento que tuvimos los venezolanos en los años 70 y 80 fueron altos ejecutivos de importantes grupos empresariales, que utilizaban descaradamente sus cargos para beneficiar a sus socios y jefes, quienes gozaron de privilegios especiales en la asignación de dólares durante el control de cambio, así como de licencias de importación, subsidios y créditos baratos concedidos por los bancos estatales y la Corporación Venezolana de Fomento. Posteriormente, las llamadas políticas neoliberales de los años 90 con frecuencia siguieron dando la espalda al libre mercado, desprestigiando así la percepción del capitalismo en la mente del pueblo, ya que los monopolios y empresas estatales, que en México llegaron a ser más de 500, a menudo se convirtieron en monopolios y oligopolios privados que, aunque mejoraron la calidad de bienes y servicios y despidieron a gran parte de la innecesaria burocracia de las viejas empresas estatales, también multiplicaron sus precios y tarifas.

El símbolo del mercantilismo continental es probablemente el mexicano Carlos Slim. En abril, la revista Forbes lo colocó en el segundo lugar entre la gente más rica del mundo, con una fortuna personal de más de 53.000 millones de dólares. Pero en junio el medio financiero mexicano Sentido Común reportó que Slim, poseedor de 67.000 millones de dólares, había reemplazado a Bill Gates como el hombre más rico del mundo; y agregaba que aquél y su familia son dueños de "casi el 8% del producto interno bruto de México".

No hay duda de que los mexicanos pagan las tarifas telefónicas más altas no sólo del continente, sino de los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, lo cual ha permitido al grupo Telmex acometer, a partir del año 2000, una agresiva política de adquisición de empresas telefónicas por casi toda América Latina.

El llamado neoliberalismo latinoamericano hizo bastante daño y causó mucha confusión. (Por lo que hace a Estados Unidos, la izquierda se ha apoderado ya hace mucho del término liberal, ilustre vocablo de origen castellano que siempre fue antónimo de servil). Pero el verdadero liberalismo no ha cambiado demasiado desde el siglo XVIII: el individuo es la fuente de sus propios valores morales; el libre intercambio entre individuos optimiza la eficiencia y la libertad; el mercado es un orden espontáneo para el mejor aprovechamiento de unos recursos escasos; el libre intercambio entre naciones maximiza la riqueza a través de la división internacional del trabajo, al mismo tiempo que reduce las tensiones políticas y la intolerancia nacionalista; las funciones del Gobierno están estrictamente limitadas a lo que los individuos no pueden hacer por sí mismos: velar por la defensa nacional, mantener el Estado de Derecho para la protección de los individuos y de las propiedades de éstos garantizando el cumplimiento de los contratos libremente acordados y promulgando leyes claras y constantes aplicables a todos por igual, emitir una moneda estable y confiable que estimule el ahorro y el esfuerzo individual... Para evitar confusiones, los liberales clásicos de hoy se suelen llamar libertarios.

Qué hacer
Creo firmemente que el impresionante crecimiento económico que están logrando varios países ex comunistas se debe a su rápido avance hacia ese ideal libertario. Una vez escuché decir a Mart Laar, exitoso primer ministro de Estonia durante dos períodos, lo complacido que se sentía de haber comprobado que "las ideas de Milton Friedman funcionan". El Congreso chino reconoció este año el derecho de los ciudadanos a la propiedad privada, y Albania acaba de establecer una tasa única para el impuesto sobre la renta del 10%, tanto a las personas naturales como a las empresas, tras comprobar que la reducción y unificación de la tasa impositiva ha conducido en varios países a un aumento considerable de la recaudación total. Esto se debe a dos razones: se reduce drásticamente la evasión y se multiplican las inversiones.

Por cierto, que el primer lugar en que se implantó un impuesto de tasa única y pareja fue Hong Kong, donde el ingreso per cápita equivalía en 1960 al 28% del de Gran Bretaña: para 1996 ya representaba el 136% del británico, debido a las políticas de libre mercado instrumentadas por John Copperthwaite.

El exitoso despegue de la pequeña Estonia ha sido igualmente espectacular. Su ex primer ministro Laar admite que no es economista, y que ha leído un solo libro de economía, Libertad de elegir, de Milton Friedman. "Yo era tan ignorante que creía que los beneficios derivados de la privatización, el impuesto de tasa única y la abolición de las barreras a las importaciones eran producto de reformas económicas practicadas en Occidente –ha declarado Laar en alguna ocasión–. Como para mí eran de sentido común, creía que habían sido instrumentadas en todas partes. Y, sencillamente, las introduje en Estonia, a pesar de las advertencias de nuestros economistas de que no se podía hacer. Decían que era tan imposible como tratar de caminar sobre el agua. Lo hicimos, y, simplemente, caminamos sobre el agua porque no sabíamos que era imposible".

En América Latina tenemos el estupendo ejemplo de Chile, una nación tradicionalmente pobre que al liberar la economía logró disparar un crecimiento sostenido. En ese nuevo Chile surgió, bajo el liderazgo de José Piñera, la revolución mundial de las pensiones, que ya se ha extendido a ocho países latinoamericanos, donde más de 50 millones de trabajadores cuentan con más de 100.000 millones de dólares ahorrados en cuentas individuales. Asimismo, varios países ex comunistas han privatizado sus sistemas de retiro. En este campo, Colombia y varias otras naciones latinoamericanas están ya por delante de Estados Unidos.

Lamentablemente, el Gobierno de Estados Unidos nunca se ha preocupado de vender las ventajas capitalistas del libre comercio y la libertad de empresa en América Latina. Por el contrario, desde los tiempos de la Alianza para el Progreso del presidente Kennedy, cualquier ayuda económica de Washington ha estado sujeta a que los Gobiernos latinoamericanos suban los impuestos; y a menudo han tratado de imponernos reformas agrarias que ni siquiera Franklin Roosevelt consideró convenientes para su país.

En cualquier caso, los miles de millones de dólares que se han destinado a los programas de ayuda extranjera desde el final de la Segunda Guerra no han conseguido cambiar nada en el mundo. Y es que, como bien decía el más brillante economista del desarrollo, Peter Bauer, "el argumento de que las donaciones externas son necesarias para el progreso de los países pobres confunde causa y efecto". Son los logros económicos lo que produce activos y dinero, no a la inversa.
En Estados Unidos se habla mucho ahora de "nivelar el campo de juego", lo cual quiere decir que algunos sindicatos y sectores industriales y agrícolas superprotegidos y poco competitivos aspiran a seguir aprovechándose de las actuales y futuras barreras a la importación. Nivelar el campo de juego significa en realidad aumentar el desempleo y la pobreza en América Latina.

Si Washington creyera realmente en las ventajas del capitalismo, sus representantes abrirían las hasta ahora exageradamente largas y complejas negociaciones de los tratados bilaterales de libre comercio diciendo a sus contrapartes algo como lo siguiente: "Lo que más claramente conviene a los norteamericanos es poder comprar los mejores productos y servicios del mundo al precio más bajo posible, por lo que procederemos a eliminar cualquier traba o barrera a la libre importación de productos y servicios provenientes de su país. Y, en beneficio de su propia gente, les sugerimos, aunque en ningún momento se lo trataremos de imponer, que ustedes hagan exactamente lo mismo. Entonces, finalizada la negociación, procedamos con el brindis".

En América Latina, muchos de nuestros gobernantes y políticos siguen luchando contra enemigos imaginarios. Antes se culpaba al imperialismo yanqui, que supuestamente nos obligaba a intercambiar materias primas baratas por productos manufacturados caros; hoy, el enemigo es la globalización, los subsidios agrícolas de los países ricos y las "asimetrías". En cuanto a los subsidios agrícolas, si, por ejemplo, permiten a los latinoamericanos comprar pan más barato porque se elabora con trigo subsidiado por los contribuyentes norteamericanos, ello debería ser más bien aplaudido y apoyado por quienes pretenden defender a los pobres de sus propios países. El tema de las asimetrías es todavía más absurdo. Equivale a decir que si un hombre rico, al volante de su Rolls-Royce, se para en un semáforo y le compra una caja de chicles a un jovencito en alpargatas, se está aprovechando de él, y perjudicándole. Así como los dictadores del siglo XX nos decían que los latinoamericanos no estábamos listos para la democracia, los políticos de hoy insisten que no estamos listos para la libertad económica.

El problema latinoamericano es profundo y difícil de combatir, porque las principales trabas al bienestar y a la prosperidad forman parte de nuestras instituciones: nuestros Gobiernos, nuestras leyes y Constituciones, nuestros sistemas judiciales politizados, nuestros sistemas de educación pública, que a lo largo de varias generaciones han deformado la manera de pensar de la ciudadanía... Lejos de promover la responsabilidad individual, la propaganda política que se introduce en la educación pública enseña a los niños que el Gobierno es el tío rico y bondadoso que siempre estará allí para ayudarles, cuidarles y posibilitarles la felicidad. El problema, claro está, es que el Gobierno sólo puede darme a mí lo que antes le quitó a usted.

Etiquetas: , , , , , ,

miércoles 14 de noviembre de 2007

Regalos de Venezuela al Mundo

Cifras del dinero de los venezolanos que Chávez ha regalado a otros países.

http://www.kas.de/upload/dokumente/2007/070425_kuba_ppp.pdf

Etiquetas: ,

sábado 3 de noviembre de 2007

La segregación revolucionaria

Mas ejemplos de discriminación política en Venezuela.

VenEconomia OpinaVenEconomía Opina 2-11-2007

La segregación revolucionaria


La política del Gobierno de exclusión y segregación de todo quien piense, opine o manifieste en contrario al proyecto político de Hugo Chávez está llegando al paroxismo. Entre los millares de exabruptos del régimen en contra de las libertades ciudadanas, se pueden citar:

Hace menos de un mes el ministro de Educación Superior, Luis Acuña, impidió que se realizara el concierto del cantante español. Alejandro Sanz, en retaliación por unas declaraciones que hiciera el cantante hace cuatro años en contra del presidente Chávez.

A mediados de octubre, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) también denunció que el Gobierno les estaba cerrando las puertas de manera "torpe e indirecta", al presionar a los hoteles de Venezuela para éstos que no les reservaran local ni habitaciones requeridos para su reunión mensual en marzo de 2008.

Más recientemente, la actriz Fabiola Colmenares denunció a la opinión pública que Venevisión le había cancelado su contrato, debido a su participación en un acto de protesta pacífica contra los cambios constitucionales que se realizó en el Teatro Teresa Carreño. De estar en lo cierto, la posición de Venevisión sería un acto de segregación inaceptable en un país donde supuestamente se respetan las libertades.
Pero, más intolerable aún fueron las declaraciones del ministro de la Cultura, Farruco Sesto, en contra de la actriz Colmenares. Sesto, haciendo referencia a la participación de la actriz en una película de la empresa estatal Villa del Cine, lanzó este misil bolivariano: "A partir de ahora tendremos que cuidarnos de la selección de los actores, a fin de no brindarles espacios de comunicación a los pequeños soldados oposicionistas de la guerra mediática".

Las declaraciones del ministro Sesto, dejaron en clara evidencia el talante segregacionista y excluyente del Gobierno, para quienes disientan del "socialismo del siglo XXI". Igual que lo dejó de manifiesto en su momento el presidente Chávez, cuando con un silbato en la boca en su programa dominical, segregó a gerentes calificados de PDVSA, porque disentían de su política para la industria. A raíz de ese Aló Presidente, más de 20.000 venezolanos fueron excluidos arbitrariamente de la industria petrolera.

Esta semana, el acoso y la violencia oficial en contra de la población disidente se pusieron de nuevo de manifiesto: 1) En el ataque bestial (incluyendo robo de sus pertenencias) que hicieran fuerzas militares y policiales al servicio del régimen contra los dirigentes de Primero Justicia que hacían una vigilia de protesta en contra de los cambios a la Constitución de 1999. Y 2) en la represión desproporcionada a una manifestación de estudiantes y sociedad civil que consignaban ante el CNE una solicitud de postergación del referendo constitucional para febrero de 2008. ¿Queda alguna duda hacia dónde va la libertad de expresión y de pensamiento en Venezuela con Chávez en el poder?

Etiquetas: , ,

Chavismo y xenofobia

Que triste que un país que hasta hace poco era receptor de inmigrantes, ahora caiga en la xenofobia. Donde la gran mayoría de nosotros tiene algun extranjero en nuestros genes

Elías Pino Iturrieta // Chavismo y xenofobia

Llegan al extremo de pasearse carteles contra los hijos de los inmigrantes. Los abismos hacia los cuales nos está precipitando la "revolución bolivariana" se hicieron patentes en unos carteles de ignominia con los cuales algunos de los partidarios del oficialismo se opusieron a la marcha estudiantil. Elevados sin rubor sobre la multitud, los carteles solicitaban que se expulsara del país a "los hijos de los inmigrantes de mierda", una petición que nadie se había atrevido a hacer en los últimos años, por lo menos públicamente; un deslinde monstruoso que nadie en nuestros días había tenido el descaro de proponer a la vista de todos, o que apenas había derramado su veneno y su estupidez en escenas herméticas. Debemos suponer
cómo la vergonzosa solicitud se remitía directamente a Yon Goicochea, un líder juvenil quien se ha ganado por sus talentos y corajes general admiración, o a algunas de las actrices de la televisión que han levantado su voz contra el Gobierno. Se me ha dicho que, como Goicochea, ellas son venezolanas de primera generación nacidas de padres extranjeros, un pecado que ahora pregona el índice afilado del chavismo dispuesto a cualquier aberración para profundizar su hegemonía.

Carece de sentido ponerse a debatir sobre la descalificación de Yon Goicochea y de quienes son como él por un nacimiento que no parece llenar los requisitos de participación política por su supuesto desarraigo, no en balde se trata de una conducta que no merece la contraposición de argumentos debido a su deplorable estrechez y su pérfida catadura; pero también a la asepsia que aconseja no meterse en los tremedales de un albañal con el objeto de cumplir la titánica tarea de cambiar a sus habitantes para que respeten al prójimo que piensa de manera diversa.

En lugar de ese desagradable descendimiento, tal vez resulte de mayor utilidad llamar la atención sobre cómo puede un engendro de nacionalismo exacerbado, aunque sea todavía testimonio aislado, volverse plaga dentro de un entorno proclive al
crecimiento de sus criaturas. Pese a la reiteración de un discurso a través del cual se nos ha dicho desde antiguo que es Venezuela lugar hospitalario para todas las criaturas del género humano, clima de tolerancia y generoso crisol de razas, la historia sugiere el establecimiento de una sabia distancia ante las interpretaciones angelicales para prevenirse frente al retorno de un demonio que puede llevarnos a ser como hemos sido en el pasado ante quienes consideramos perjudiciales por el solo hecho de ser diferentes de los nacionales de cuño añejo.

Debido a su relación con las herejías de la modernidad, la cultura colonial pontificó durante trescientos años sobre la vileza de quienes no provenían del tronco hispánico. Un muro de rezos y pólvora nos puso en guardia frente a los emisarios de Satanás que vivían en la otra orilla del imperio católico y que trastornaban la armonía del edén vestidos de piratas, de pastores protestantes o de filósofos ilustrados. Debido a ese magisterio o al aislamiento geográfico, a las hambrunas y a la precaria educación que marcó los primeros pasos del estado nacional, la intolerancia determinó en adelante conductas masivas contra los sujetos distintos a quienes se juzgaba entonces como propiamente venezolanos. El establecimiento expreso de la libertad de cultos permaneció en las gavetas de diferentes gobiernos por el espanto que causaba la llegada de los anglicanos y los cuáqueros. Sólo por ser españoles, durante el monagato ocurrieron persecuciones contra los españoles que vivían en Caracas. Durante la administración del mariscal
Falcón sucedieron en Coro ataques desalmados contra la comunidad judía. El desprecio y la explotación de los canarios fueron una mancha permanente del siglo XIX. Los planes de López Contreras para acoger a los israelitas perseguidos por los nazis fueron faena agotadora, porque contaron con la reprobación de sectores numerosos y tercos de la ortodoxia. Cuando cayó Pérez Jiménez, nuestras ciudades y poblaciones protagonizaron ataques contra las colonias italianas de gente trabajadora a quienes se culpaba injustamente de colaboracionismo con la dictadura. Otras animadversiones
ante individuos provenientes de otras partes de Latinoamérica completarían un panorama de palpitante actualidad.

Partiendo de esas actitudes compartidas en el pasado, se puede calcular la perversión capaz de multiplicarse cuando los clamores de un exorbitante nacionalismo suenan en nuestros oídos y llegan al extremo de pasearse en carteles contra los hijos de los inmigrantes. El solo hecho de su maldad intrínseca, aunque también, por añadidura, el sentir cómo el "bolivarianismo" obliga a nuestros hijos a la inmigración, invita a oponerse sin vacilaciones a un parecer tan deshonroso. O, mirando hacia más atrás, la audacia de recordar que fue en este país apacible y acogedor donde se suscribió entre vítores la Proclama de Guerra a Muerte.

Etiquetas: , ,